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domingo, 23 de octubre de 2016

CHASLETON HOUSE (un relato surrealista pero real)


Estoy enmedio de ninguna parte, en el coche de ese alguien de Manchester al que miré con desconfianza, a través  de la ventana borrosa de niebla y legañas de la cocina del hostal, hace apenas dos horas… No sé dónde nos dirigimos. Ni siquiera sé dónde estamos. Intuyo que vamos rumbo a ninguna parte.. Deambulamos en algun lado de Gloucestershire, perdidos en la niebla y la llovizna de media tarde.

El es como el conejo de Alicia en el País de las Maravillas. Corre a toda prisa. Nervioso, cortés pero con la prisa siempre envolviéndolo todo: a él , su voz, la mía, sus diálogos, monólogos y a mí. Yo soy Alicia, distraída, depistada, y confiada. Me entretengo con absolutamente todo lo que nos rodea. En un camino derruido, encharcado escurridizo y sin  salida, detiene su coche y me echa de él corriendo y me pide que pida auxilio. Pero si  soy yo quien he de pedir auxilio…  “Socorro!!!  Estoy con, no  recuerdo su nombre.. en medio de ... no sé dónde.. en el camino y entrada de tampoco se de quién ni  que…”

La cancela del jardín donde se aparca está cerrada. Entro entonces a pie por la entrada principal… sin rejas. Un grupo de unos treinta abrigos de tweed colapsa la puerta de la entrada. Allí,  un viejo de nadie,  me mira y sonríe,  y tras él, una mujer de los años cincuenta me sonríe con desconfianza, y con una enorme sonrisa. Me preguntan y me contestan que quien soy y dónde voy y vengo.

El traje de los cincuenta me acompaña y con él la mujer que me mira ahora con bondad y hasta ternura. Me pide por favor, exigiéndome, que  le acompañe a la puerta principal. Me lleva entonces a la verja, tal y como sospeché que haría.

Salimos al carril y allí ya no hay nadie. Tan sólo un monton de lagartos que se cuelan alegremente en el country house. Entro, al otro lado de la cancela y allí una mujer tímida de pelo de plata quemada, en voz baja, me grita qué  hago allí.

-       “Eso quisiera saber yo”  Le digo.
     Su sonrisa se  rie  junto a  la mía  y la de la  mujer escuálida de los años cincuenta.

-        “Un señor…”,  les  digo..

-       “ Amigo suyo”  Contesta.

-        ”No. bueno… sí.. “  le explico.

-        “En qué quedamos?”  Me dice, pacientemente, con toda la impaciencia del mundo.

-        Sigo intentando explicarle…“ Si, amigo mío… hasta hace un momento así lo creía…  claro.”

-       Extranada me dice:  “Cómo?” 

-       Le contesto rápidamente: “Sí,  un señor.. me ha pedido que pida  auxilio y que me abran la puerta…

-       Sigue extrañada y me dice: “Cómo? Si usted esta ya dentro..  No la entiendo.  Y ese señor donde está.. cómo se llama?”

-        Me encojo de hombros y le contesto:  “Yo.. no sé.. no lo recuerdo…Jjjj!!

-         Su cara de asombro se acentúa cada segundo que transcurre  y me dice: “Me está tomando usted el pelo?”

-       Mirándole a los ojos fijamente, muy seria,  le respondo:  “No. No"
      Muy seria sin dejar  de sonreírme, me pregunta que dónde está ese amigo mío.. el tal Jjjj. y que      quería de allí, de ellos: que aquella era una  casa particular, una casa privada..  Intento explicarle: 

-       “ Jjjj.. venía por una mesa.. una mesa francesa, antigua.” 

-        Me replica sin dejarme acabar la frase: “De nuevo??? Pero ésto es una casa, no un casino, le repito

Le miro más fijamente, aun con la mirada perdida, y le digo: 

-       “Ya lo sé...” 
Me mira ahora ella a mí, muy fijamente y, evadiendo mi mirada,  me dice:“Entonces?? “

      - Sin parpadear apenas, le explico:  “ Una mesa antigua le digo.”

      - Impaciente me replica:
      “ Si.. y?? “

-       Más impaciente aun,  le respondo: “  Pues no sé, éso... que  antes de la 1 sabría, si era suya o no.”

-        Me sonríe con la mejor de las sonrisas sarcásticas que jamás haya visto y me dice:  “ Pero.. my dear.. ésto no es una casa de subastas.. Qué dirección le dijo? Dígame. “  

Mi voz, ahora temblorosa e insegura disminuye su volumen a cada palabra que sale de mi boca , cada sílaba y le digo:

-       “ No… él…
    
-        “ Su sonrisa sarcástica se acentúa cada vez mas y  me dice:  “ El que? Sí? “  

-       “ El me trajo... “  le explico, mientras ella no deja de sonreírme  riéndose de mí.. “ Ah, sí?  Y después se marchó?” “
  
-         Ahora soy yo quien  sonríe sarcásticamente, y   le digo:  “Así es."

-       Sonríe conmigo y me dice:  “ My dear, creo que  le acaban de timar.”

-        Soltando una carcajada descontrolada, impulsiva y  perezosa  exclamo:  “Cómo?! “
 
-        Ella, la mujer del pelo de plata quemada, me sonríe sutilmente ahora,  me  pregunta: “Sí… Do you want a cup of tea? Dónde vive?”
-        Entre risas descontroladas le contesto:  “ En España” 
-        Confundida denuevo me dice:  “ España?  pero no es usted francesa?” 

-       Vuelvo a sonreír apocadamente  y  le respondo:  “No,  la mesa es francesa.”  

-       Su rostro se vuelve a llenar de confusión y  asombro  y   exclama:  “Qué  mesa?.” 

-       Y casi llorando,  pero no de risa,  le dije que sí, que me habían timado.. que no tenía nada,  ni un pound… nada.  “ Y  ahora? “ le pregunto inquieta…
      
-        “ Bueno.. el té es gratis… “
   
-        Vuelvo a sonreírle y denuevo sin pestañear le digo:  “ Lo sé.”  Me mira entonces perpleja, llena de asombro  jubilo  exclama: “ Cómo que lo sabe?”
   
-        “ Me lo imagino.”  Le replico.

Me voy con  ella y veo de reojo el traje de los  cincuenta caminando hacia la puerta principal,  que no es mas que una puerta  lateral, pequeña y bastante secundaria,. Hay un hombre flaco que también camina hacia ella y lo hace colándosenos… despacio..

      -  “Es ese su amigo?” me pregunta la  mujer del pelo plata. 

      - “ Cómo dice?”, le pregunto. 

      - “ Es ese Jjjj el francés?”  insiste impaciente.

      -  “Francés?”  le pregunto extrañada.

      -   “Ah no… que es usted la francesa” me dice.  “Spanish.”  Replico

Y mi amigo Jjjj me sonríe y me coge del brazo y me lleva con él…  y el traje rojo escarlata.

-   “ Ahora soy yo quien tiene prisa”,  le digo.
   
-   “.Quién  es usted?”  le pregunto a mi amigo.

-   “John.”  Me contesta. “Ya.. y  yo!!!”  ( le digo en español)
 
-    “Usted?”  Me pregunta confundido.

-    “ Sí, yo.     más confundido aun me pregunta:  “Usted también se llama John?” 

-       “Yo soy Ana. Y la mesa, que  pasa con la mesa?” le pregunto deprisa  sin rodeos. 

-       “ Cómo?”  exclama. “Dicen que aquí no está “  le digo impaciente.“ Lo sé”  responde él…

-       “Cómo?!!! Y su coche? “ le pregunto violentamente apresurando su respuesta lenta y distraída.. “  Con la mesa. Es broma. La mesa… le  explico, la perdí. “

-       Me dice. “Pero la tuvo?” le pregunto. 

-       “ No pero casi.”  Me responde lentamente. “
   
-       Ya…”  le contesto…

-       “ La tuve por unos instantes pero la perdí…perdí la subasta al final.”

-         Me explica deprisa.“ Pero si aquí me dice que no está. “  replico. “ Es que la subasta aquí no es”.

-       Todavía más confundida aun,  y empujada por un  áspero abrigo de tweed, me escurro tras la pequeña puerta secundaria principal.  “Vaya, me temo que ha entendido mal a su amigo, my dear.” Oigo detrás mía.

-       La señora de pelo blanco  susurra a mi oído. “ Cómo?! Es que todos se han puesto de acuerdo? Pero usted quién es?”  exclamo.

-       “ Y usted?  John y tu de qué os conocéis? Y tu traje de los cincuenta , de dónde lo has sacado? “ les pregunto .

-        La mujer de los cincuenta me dice:  “ Ebay! Lovely. Isn’t it?”

-        “ Sí que lo es. Indeed“ le digo.

-        Puedes conseguir los que  quieras. En Ebay… acuérdate.  I love them!!!!.  Busca ropa de los cincuenta en search y allí los encontrarás“   Dirige su mirada atenta hacia mí, mientras me sonríe.
    
-        “ Los cincuenta, pero si vivimos es el año 32…”  le replico.

-       “Lo sé”  me dice ella.