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lunes, 25 de febrero de 2013

UNA CARTA DE BLANCHERE A OCHNIK


“Me haces feliz”.  Le dijo Rèmi a Blachère una mañana gélida antes de abandonar Paris y apartarse de ella para siempre. Quince días mas tarde, fue herido de muerte en un bombardeo en Siria.

Rèmi Ochnik, una persona llena de dulzura, con una sensibilidad y un ojo envidiable, dio su vida por su deseo inmenso de concienciarnos de lo ridícula que es la guerra. Era un enamorado de la Fotografía, de la Literatura y de la paz….

Rèmi y Blachère vivieron un amor de una intensidad adolescente.
El pasado día 22, hizo un año de su muerte. Blachère le escribió esta maravillosa carta. La he traducido intentando mantener toda su integridad.

Descansa en paz Ochnik. 

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Ochnik, nunca me ha sido tan difícil escribir. Mi diccionario no sirve de nada. Aun puedo oirte decir : " Dulce Blachère." Así que he decidido mejor escribir una lista de las cosas que me encantaban de ti. 

Ángel mío, amor mío:

Me encantaba que hicieras listas de las cosas que querías. Querías una Harley Davidson, un loft, una Leica de titanio de 22.000 Euros. Y me decías: Qué pasa? Trabajas en Paris Match, no es así?

Me encantaba que me llamaras Blachère, o Blacherounette cuando tenías algo que preguntarme.

Me encantaba tu deseo de encontrar un país para nosotros solos, al que cada año fuéramos juntos por trabajo.

Me encantaba que me hablaras sobre Arte,  Pintura y Literatura y que yo no entendiera ni una palabra. Aprendía tanto de ti.

Me encantaba como en el campo te escondías en las sombras, consiguiendo que la gente se olvidara de ti y así conseguir mejores fotos.

Me encantaba verte todas las mañanas mirar webs de Fotografía y oírte decirme: “ Mira lo que hacen. Soy una porquería Blachère.”

Me encantó que grabaras L’amour est dans le pré para nosotros y que la viéramos  acurrucados como adolescentes bajo una manta, con nuestro gato enmedio nuestra. Y que me dijeras: “Será mejor que ésto no se lo cuentes a nadie.”

Me encantaba verte hacerme el café todas las mañanas y que después de ocho meses te saliera bueno!

Me encantaba cuando decías que querías tener dos hijos, un niño y una niña.

Me encantaba, incluso más, cuando me molestabas delante de nuestros amigos sobre tener hijos. " Mira Thib, Mat, Fred. Sus niñas son estupendas y están embarazados!." 

Me encantaba que un día decidieras de repente querer ir a Libia, Nigeria y Burma, después  Siria, después Tulles, y todos en cinco minutos.

Me  encantó  cuando me dijiste: “Blachère, me estás haciendo infantil. Me estoy convirtiendo en ti.”

Me encantaba cuando te decía que eras el mejor fotógrafo del mundo y me decías: “ Bueno, estás equivocada”

Me encantaba verte sonrojarte cuando te decía que estaba loca por ti.

Me encantaba nuestra rutina, nuestra vida juntos, aquellas noches en las que nos quedábamos despiertos hasta tarde viendo Dexter. Sonreía tanto cuando estaba al lado tuya.

Me encantaba cuando por la noche te quitabas las lentillas y te ponías tus gafas gordísimas y te llamaba Harry Potter, que lo odiabas, y tú me llamabas Emilie.

Me encantaba cuando me decías que no me habías echado de menos en absoluto.

Me encantaba cuando te ponías celoso de Eric, de Iván, de Pierre, celosos de todos, hasta de Marcelle, mi gato.

Me encantó cuando secuestraste a Marcelle mientras yo estaba fuera por trabajo, te la llevaste a tu casa para que se acostumbrara a tu gato y así podríamos vivir juntos como una familia feliz.

Me encantó que te diera miedo conocer a mi madre.

Me encantó cuando me llevaste a Honfleur, que parásemos a un lado de la autopista y nos comiéramos un Mars y tomáramos una Coca-Cola.

Me encantó cuando me dijiste: “ Soy feo Blachère, el amor te ciega.”

Me encantó cuando dejaste tu cepillo de dientes en casa.  Le hice una foto y se la enseñé a mis amigas y estuve a punto de colgarla en Facebook.

Me encantaba apretar mis piernas contra ti en los semáforos cuando íbamos en moto.

Me encantaba como me abrazabas por la mañana y de nuevo por la noche, como si no nos hubiéramos visto durante meses.

Me encantaba verte fumar al lado de la ventana. Estabas tan sexy. Pero de nuevo me decías: “Estás equivocada.”

Me encantaba cuando le decías a Julien, a tu mejor amigo, a tu hermano : “ Mirad, la señorita Ardilla esta aquí”, mientras me estaba despertando.

Me encantó aquella primera vez que me dijiste: “Julien es mi mujer,  tú eres mi amante. “ Y después de dos meses, fue al revés. Lo siento Jullien.

Me encantaba tu sonrisa tímida, tu forma de reírte, tu delicadeza casi femenina, tu ternura juvenil.

Me encantó cuando me mensajeaste cada cinco minutos pidiéndome que me casara contigo. Nos prometimos casarnos en Las Vegas.

Me encantaba las cartas de amor que me escribías en mis cuadernos cuando venías a darle de comer a Marcelle.

Me encantaba tu valentía, tu admiración, tu rigor. Estoy tan orgullosa de ti, ángel mío, amor mío. Te admiraba como fotoperiodista y como hombre. Te habías hecho tan grande.

Me encantó cuando me dijiste: “Blachère, tenemos toda la vida por delante.”

Me encantaba oírte decirme que todo iba a salir bien, cuando me sentía deprimida. Si pudiera oírte decirme éso hoy.

Me encantó como un 10 de febrero, un viernes, la última vez que nos vimos, me dijiste que te hacia feliz.

Podría seguir. Me hubiera encantado seguir toda mi vida añadiendo cosas a esta lista. Ochlik, yo te quería. Espero que ahí arriba sepas que era mas que feliz a tu lado. Estaba en flor.  Contigo las cosas eran preciosas, dulces y sorprendentemente intensas. Éramos tan felices que teníamos que proteger nuestra felicidad de la invasión de nuestras profesiones, nuestro segundo amor.

Estábamos preparados para todos menos para lo peor. Ochnik, no sé como voy a seguir sin ti. En Roma me dijiste “ El Amor es una debilidad”. Estabas equivocado. Hoy me siento fuerte. En Navidad me diste un cuaderno y me pediste que escribiera nuestra historia y se la leyera a nuestros hijos. Te prometo que contaré la historia de esa vida con la que tanto hemos sonado, una vida que voy a tener que vivir por los dos.

No estoy segura si me echas de menos Ochlik. Yo te echo de menos. Locamente.

Pero sé que estás aquí. Dentro de mí. Cerca mía. Cerca de nosotros. Hoy nuestro mote, Blachlik, tiene sentido.

Algun día me reuniré contigo amor mío. Pero aun no. Odiarías verme rendir, abandonarme. Así que me seco las lágrimas y veo repetídamente tus películas favoritas, aquéllas que te hacían reír, como Cantando Bajo la Lluvia y canto:

I'm singin' in the rain
Just singin' in the rain,
What a glorious feeling,
And I'm happy again.
I'm laughing at clouds
So dark, up above,
The sun's in my heart
And I'm ready for love.


Estoy segura que prefieres vernos recordándote fumando y bebiendo toda la noche. No te preocupes. Así será. La noche aun no ha acabado.

Ángel mío, dale un beso a Lucas de mi parte. Cuídate. Cuida de nosotros.

Emilie Blachère