Desde siempre, este dibujo del XIX ha captado mi atención. Es gigantesco, como una proyección en una pantalla de cine. En él y junto a él, consigo abstraerme de las voces y del
ruido, hipnotizada por su belleza. Nunca supimos quienes eran estas niñas. Únicamente que te acompañaron de chica y después a María y a mí.
Un día en una tienda de arte en Miami, descubrí el libro más bonito del mundo. Y allí me reencontré con nuestras niñas... Se trata de un libro de la encantadora casa del pintor sueco Carl Larsson. Lilla Hyttnäs:: una casa muy parecida a la tuya, llena de creatividad, recovecos, flores, alfombras de rayas, telas, ovillos de lana, niños y luz.
Carl Larsson y su mujer Karin, como tú, nos muestran el lado feliz de la vida, la ternura familiar y la alegría de los días apacibles en casa. Es allí donde te imagino ahora. No he conocido un hogar más hogar que el tuyo.
