Su obra fue siempre realizada por encargo. Se limitaba a documentar la vida cotidiana de sus paisanos y sus fiestas: una boda, una primera comunión, una romería… El escenario: aserraderos, carnicerías, bares, escuelas de costuras, calles, prados, bosques y arroyos, han sido testigos de su exquisita habilidad para crear puestas en escenas que dieron como resultado fragmentos bellísimos de la realidad de la vida rural de la provincia de Pontevedra durante la década de los cincuenta, sesenta, setenta y ochenta. En esta exposición podremos ver la dignidad que concedía de una manera intuitiva a las personas que retrataba: campesinos, payasos, loberos, señoritos, guardiaciviles, músicos…
Me llamó especialmente la atención que muchas de las personas a las que fotografió sostuvieran flores. Me hizo acordarme de esta foto de mi abuela de niña con sus primos en el campo y su niñera mexicana. Un día os enseñaré fotos antiguas de mi familia que, sin duda, despertaron en mí el interés por las escenas costumbristas. Las fotos de Virxilio Vieitez me han devuelto las ganas de volver a fotografiar la España rural. Cuál será mi próximo destino?