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domingo, 19 de diciembre de 2021

AUSENTE DE EMOCIONES

 

Entré en casa  buscándolo a él. Lo encontré allí, tumbado, inmóvil, con una respiración calmada, lenta. Su cuerpo ya no era el de aquel niño  flaco que nos dejó años atrás. Dormía en el sofá. Fui acortando mis pasos. Y así, uno a uno, fui acercándome a él.

 

Con voz temblorosa susurré  “ ¿Kiko?  ¿Estas dormido? “Abrió violentamente los ojos y su mano derecha, y cerró  el puño de la izquierda, sin parpadear apenas. Con una mirada heladora y violenta me agarró de la camisa bruscamente , como si quisiera desprenderla de mi cuerpo. “¿ Qué haces aquí? ¿Quién eres? “  Lo miré con todo el miedo y la ternura del mundo y le dije “Soy Ana, tu hermana Ana “ Y entonces me sonrió  dulcemente y me abrazó. Fue entonces, en aquel mismo instante, cuando me di cuenta lo ausente de emoción que yo había estado todos esos años que él no estuvo conmigo.

 

Ayer, después de años de su partida, le confesé y  traté de describir lo mejor posible, el estado que dejó en mí con su inesperada partida aquel día  lluvioso de mayo, cuando volví de Lancaster, de mi graduación de high school.  Me senté junto a él, y mientras él contemplaba el fulminante, intenso y bravío fuego en la chimenea, decidí quedarme a su lado- Hay algo que te quiero contar - le dije.  –Te escucho- , me dijo, sin dejar de mirar el fuego. “ Necesito que lo hagas con toda la atención del mundo. Te ruego que te olvides de todo cuanto te rodea ahora mismo. Que te olvides de la chimenea, del fuego, de la leña. Que te olvides de todo y me escuches.” 

 

Me miró con una mirada clara y bondadosa. “ Dime. ¿Que es éso que tanto ansías contarme? “ Apreté fuertemente el respaldo de mi silla y me acerqué  a  él. -“¿Sabes? Cuando te fuiste, dejaste un nudo denso, pesado, que anuló mi garganta y mi persona, mi valentía… a mí misma.

Fue mi obstáculo durante años. Un nudo que me hizo ausente de emoción de una manera inconsciente y descontrolada. Tu partida y ausencia por tantos años ausentó mis emociones, convirtiéndome en una persona apática.”

 

Suspiré de alivio , llene mis pulmones de aire y continué- Te llevaste contigo mis emociones y mis sentimientos de idealista y soñadora. ”Dejé de querer la vida que tanto siempre había amado. Dejé de quererte a pesar de haberte querido tanto toda mi vida. Dejaste un vacío en mi alma. Anulaste tanto mis sentidos que ni siquiera soy capaz ahora,  de explicarte mi estado porque tu partida anuló mis sentidos, te digo.

Después de tantos años, ausente de emociones, quiero vivir compartir contigo toda esa ausencia en mi ser, latente aun en mí -  le dije.  Me acarició la cabeza con la misma ternura que lo hace un padre a un hijo y me dijo: “Lo harás. Te prometo que lo harás. Perdóname por robarte esos diez años de vida. Intentaré que los recuperes. Sé que tienes hambre de días y horas de sueño. Vete a dormir ahora. Mañana volverás a comenzar a vivir intensamente”

viernes, 14 de mayo de 2021

LA MUERTE NO ES NADA

 

Estas palabras son el antídoto a mi tristeza cuando pienso en alguien mío que me dejó para siempre. Las comparto con vosotros, porqué estoy segura que también será el vuestro. Quiero pensar que la muerte es un simple periplo de ese alguien Que habla conmigo como siempre lo ha hecho. Que vive conmigo. Que se ríe conmigo. Que conversa conmigo. Que mira conmigo. Sólo que lo hace desde la habitación de al lado o algo más lejos... Ansío nuestro reencuentro.

viernes, 19 de marzo de 2021

A LA ESPERA

 A la espera de un día sin prisas, sin rumbo. 

 A la espera del cesar de las voces.

 Del silencio. 

 Del que viene...  del que va. 

 De lo efímero, lo transparente. 

 De la sabiduría de ellos. 

 Y ante todo, a la espera del olvido...

lunes, 22 de febrero de 2021

UNA TARDE DE LLUVIA

En una clase de Poética Narrativa, me pidieron escribir un texto con este título y las palabras que véis en mayúsculas. Me ha parecido un excelente ejercicio y os animo a hacerlo.

Una Tarde de Lluvia. La primera en todo el mes de noviembre. Los truenos despeinan el cielo y atemorizan  a las ancianas del pueblo. Llenas de INCERTIDUMBRE y ANGUSTIA, rezan bajo la luz de las velas y en voz alta a Santa Bárbara, abogada de las tormentas. Mientras la lluvia inunda las calles, Luciano recuerda con NOSTALGIA y ALEGRÍA a su abuela.

Tenía un pelo largo, hasta más abajo de la cintura, que se estiraba y recogía en uno de esos moños tirantes de aquella época. Recuerdo, cuando yo era niño, cómo recortaba las bellotas y las hacía un dedal sin apenas luz. Ella era una mujer dulce, entrañable, sin un sólo diente. Tan distinta a las otras ancianas del pueblo. No le tenía MIEDO a los truenos ni a ir al infierno. Rezaba cuando a ella le apetecía. No tenía miedo de la oscuridad ni de la soledad. Lavaba en plena noche en las piletas del pueblo, cuando ya era muy tarde y no había nadie. Tendría cinco, seis galllinas. Yo era su nieto favorito. Por éso era a mí a quien daba los huevos que yo casi siempre  torpemente dejaba caer en una cuesta muy empinada cubierta de hielo a escasos pasos de su casa.