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miércoles, 26 de diciembre de 2018

HAY UN NIÑO QUE VIVE CONMIGO

Hay un niño que vive conmigo y mis hermanos. Es como un cachorro, Interumpe el silencio y contagia su risa nerviosa en nuestras horas de estudio. Es un niño menudo de nariz respingona y sonrisa fácil. Es el más fuerte de todos, el más hábil. el más alegre y el más noble.

Hoy ese niño es ya un hombre. Guapo, generoso culto, cariñoso y muy inquieto, como lo era antes. Conserva su mirada inquisitiva de siempre, sus tos crónica, su bondad...Es un hombre con espíritu de Peter Pan atrapado en una telaraña de demasiados recuerdos y nostalgia que rara vez pierde su sonrisa y hoy calla...


CATEDRAL, SARMIENTO 4006

Una bruma de bohemia y un tango nostálgico de Gardel embrujan este lugar. El romanticismo rebosa en cada esquina. ¿O es acaso la necesidad mía de sentirlo? Por un instante me traslado al Paris de los parisienses. Gardel, Hemingway, Picasso, Coco Chanel, al Paris más bohemio.-..  Al Paris de flecos, perlas, diademas de lentejuelas,  y mujeres lánguidas fumando en largas pipas de marfil y ébano.


*Apunte en mi cuaderno de notas, una fría noche en Buenos Aires. 

sábado, 22 de diciembre de 2018

FOTO XXII - LA INFANCIA DE AYER


En Higuera, cada verano, en el cuarto de baño del fondo, el  verde agua, me subía a un taburete ante el espejo buscando inquieta mi reflejo. Hoy lo hacen mis sobrinas, preguntándose lo mismo que yo: ¿Llegaré algun día a ser tan alta como para alcanzarlo yo sola?

viernes, 21 de diciembre de 2018

FOTO XXI - LA INFANCIA DE AYER


Muy cerca del Alcázar, una niña francesa danza con el viento. Mece sus caderas y columpia su recien comprado mantón con una sensualidad, gracia y seguridad tal, que recuerda a una pequeña Carmen. Con pasos firmes, ata y desata el mantón abrazando su cuerpo frágil, alzando a menudo los brazos y moviendo la cabeza con la  solera de una gitana y el  entusiasmo de cualquier niña sevillana.

jueves, 20 de diciembre de 2018

FOTO XX - LA INFANCIA DE AYER


 
Todos los meses de mayo, mi prima María y yo, desfilábamos orgullosas flanqueando la cruz de mayo de nuestros hermanos y sus amigos. La más grande del Arenal y nuestro capataz Ernesto, el más elegante y el más guapo de todos los capataces. Siempre que percibo y contemplo la devoción y el orgullo en una cruz de mayo, vuelvo a los
mayos de mi niñez.

miércoles, 19 de diciembre de 2018

FOTO XIX - LA INFANCIA DE AYER


La vajilla rosa de la Cartuja, el mantel de cuadros portugués, las contraventanas de madera del XVIII... Todos me acompañaron durante los domingos de invierno y las navidades de mi niñez. El mismo escenario, el mismo pelo despeinado y las mismas expresiones las veo ahora en el rostro de los nuevos niños de mi familia.

FOTO XVIII - LA INFANCIA DE AYER



Al salir de casa, sentí una mirada atravesándome el alma. Me di media vuelta y allí estaba…
abrazando su caballito sin apenas rozarlo. Mi calle estaba completamente desnuda, mostrándose
ante mí,inquietante y mágica, como sacada de otro tiempo, incluso antes de yo haber nacido.

jueves, 13 de diciembre de 2018

FOTO XVII - LA INFANCIA DE AYER


Gandhi, un chihuahua canela, de ladrido chillón y ojos pequeñitos y muy despiertos, nos acompañó durante la infancia a todos los niños de mi familia. Caminaba siempre dos pasos delante nuestra. Creía ser nuestro protector y lo lograba.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

FOTO XVI - LA INFANCIA DE AYER


Esta gitanita corre dichosa por una calle empedrada. Rebosa tanta vida. En otras latitudes, un niño solo en la calle estremece, porque se adivina la miseria de sus pasos y su futuro incierto. Es España, y muy especialmente en la  Andalucía de los setenta y ochenta, los niños en la calle juegan a estar solos, hasta que casi anochece, al abrigo de una luz que sólo existe aquí.

martes, 11 de diciembre de 2018

FOTO XVI - LA INFANCIA DE AYER


Cuando me tropecé con esta niña de la calle, me tropecé de golpe con mi niñez. Recuerdo mi infancia llena de cabezas de niñas coronadas con flores, chalequitos de punto y sandalias. Las flores quizás perduran en mi recuerdo con más romanticismo que ninguna otra cosa de mi niñez. Por ello intento que de alguna forma esten siempre presentes en mi vida.

lunes, 10 de diciembre de 2018

FOTOS VIII - XV - LA INFANCIA DE AYER -








LA INFANCIA DE AYER

Intuitivamente, al igual que yo de niña, se integran en la Naturaleza hasta tal punto, que pareciera que pertenecieran a ella. Es donde más son ellos mismos... Perciben su entorno con mayor sensibilidad que en cualquier otro lugar. Lejos del ruido de la ciudad, los niños comparten sus juegos, escuchan el canto de los pájaros y son acariciados por la luz intermitente que se cuela entre las ramas de los árboles. La Naturaleza es su santuario particular.

FOTO VII - LA INFANCIA DE AYER


LA INFANCIA DE AYER

Recuerdo una escalera de azulejos en un patio sombrío con olor a jazmín y azahar, unas copas de mármol altivas asomándose a cada lado y nuestros cuerpos lánguidos camuflados en ella.

viernes, 7 de diciembre de 2018

FOTO VI - LA INFANCIA DE AYER


Durante una procesión, una, dos, tres, cuatro, cinco niñas se abalanzan a un monaguillo pidiéndole caramelos. Yo solía pedir caramelos con mis primas Almudena, María y las mellizas. También éramos cinco.

jueves, 6 de diciembre de 2018

FOTO V - LA INFANCIA DE AYER

Siempre he anhelado la figura de mis dos abuelos. Quizás por ello me enternezcan tanto los señores mayores, y más aún si están con sus nietos... Esta escena fue tomada una primavera bajo un naranjo en flor, muy cerca de mi casa en Sevilla, la casa donde yo crecí.

miércoles, 5 de diciembre de 2018

FOTO IV - LA INFANCIA DE AYER


Cada día, al recogernos del colegio y antes de llevarnos al Loreto, mientras mis primas mayores aguardaban impacientes sentadas en el bordillo de un café cualquiera, mi madre remangaba las camisas de los más pequeños.

martes, 4 de diciembre de 2018

FOTO III - LA INFANCIA DE AYER -


Hay algo de irreal y enternecedor en esta escena. Creo que es la palidez resplandeciente, la postura estática y segura de la niña y la complicidad con su abuela. Me reconocí en sus ojos y en la escena reconocí mi niñez. Nos muestra orgullosa su impecable vestido, como lucen muchas niñas el Domingo de Ramos. Pareciera flotar en él.

lunes, 3 de diciembre de 2018

FOTO II - LA INFANCIA DE AYER


Recuerdo a mi prima María siempre leyendo bajo la sombra de alguna pérgola. María es... mi otro yo. No hay nadie más afín a mí. Crecimos y vivimos juntas, cuatro meses en el Loreto y el resto del año a tan sólo 36 escalones. Aún hoy me parece oír su voz y ver su sombra y sus libros en las pérgolas del Loreto.

sábado, 1 de diciembre de 2018

FOTO I - LA INFANCIA DE AYER -


A menudo, descalzas con los pies enfangados, nos sentábamos en el bordillo de la pileta. Desde allí creíamos dominar el mundo. Esta imagen huele a verdina, a barro mojado, a humedad y tortugas secuestradas…

viernes, 30 de noviembre de 2018

EXPOSICIÓN LA INFANCIA DE AYER

Hace unos días, la pintora Eva Gordon y yo inauguramos una exposición en una de mis galerías predilectas: La Revuelta.Volvemos a mostrar nuestra obra donde los niños son los protagonistas, pero esta vez, no sólo en la Naturaleza, sino también en la calle y en casa.

LA INFANCIA DE AYER son imágenes que fueron captadas con la intención de reflejar mi propia infancia. Son el resultado de una cuidada contemplación en la vida cotidiana de otros niños, que como yo, crecieron en la ciudad y en el campo. Es así como muestro mi mundo de ayer… con imágenes que reflejan el anhelo a la inocencia y la ternura de mi niñez.


*Os iré enseñando las fotos que forman parte de esta serie, acompañadas de un pequeño texto que describe su vínculo con mi niñez.

martes, 4 de septiembre de 2018

APUNTES DE UN VIAJE - ATARDECER EN EL MAR EGEO


Hay líneas oblicuas enderedor mía que confunden el horizonte, iluminado por una telaraña naranja muy fina con sabor a salitre. Reminescencia tal vez de la noche de lobos, en la que la luna se tiñó de naranja y Marte se acercó tanto a coquetear con ella que la luna se reflejó en él...

 Hay sonrisas intermitentes, caricias tímidas. Sólo hay un mundo y en él sólo nosotros, No hay calles. La realidad no es sólo mía sino nuestra. Mis pasos son torpes y mi dependencia absoluta. De vez en cuando, entablo una conversación con algun desconocido. Es entonces cuando despliego mis alas y recupero el aliento.

domingo, 19 de agosto de 2018

LA NATURALEZA: EL SANTUARIO DE LOS NIÑOS

Intuitivamente, los niños se integran en la Naturaleza hasta tal punto que pareciera que pertenecieran a ella. Es donde más son ellos mismos... Perciben su entorno con mayor sensibilidad que en cualquier otro lugar. Lejos del ruido de la ciudad, los niños comparten sus juegos, escuchan el canto de los pájaros y son acariciados por la luz intermitente que se cuela entre las ramas de los árboles. La Naturaleza es su santuario particular.


 




*Durante el resto del verano, la exposición La Naturaleza: El Santuario de los Niños estará expuesta en Meridiana, Sotogrande. Estas imágenes fueron captadas durante instantes llenos de luz y armonía. Con ellas la pintora Eva Gordon y yo, queremos mostrar nuestro amor por los niños y nuestra forma de captar su espontaneidad y esencia.  
*Las fotografías forman parte de una tirada de diez y los dibujos son piezas únicas.

SE HACEN REPORTAJES Y DIBUJOS PERSONALIZADOS



lunes, 4 de junio de 2018

EL ESCRITOR SOEZ


Lo llaman soez. Para mí era sobretodo un tipo honesto, ocurrente, libre, observador, astuto y un grandísimo escritor. Bukowski era muy verdad. Aunque a veces pareciera burlarse de muchos, su crítica era siempre constructiva. No tenía pelos en la lengua. Decía la verdad sin tapujos, sin adornos, sin limarla ni pulirla. Su intención no era otra que exponérnosla y éso casi siempre implicaba un jarro de agua fría o más... Se le acusa de ridiculizar a la sociedad y al sistema. Yo diría que hablaba con sarcasmo e ironía de lo ridículo de éllos, siempre con sentido del humor y maestría. Quería enseñarnos lo que él ya había aprendido, las pautas para ser nosotros mismos. y, como él, ser libres.









lunes, 23 de abril de 2018

UN DESCONOCIDO SUREÑO

 
                                 E.O. Hoppe


En un viejo tren camino a la costa, absorta en mis pensamientos, me interrumpe un señor de apariencia frágil y voz afable. Se acerca a mí de una manera dócil y cortés. Con una elegancia difícil de encontrar es un desconocido sureño, clava sus ojos verdes en los míos, buscándome con una sonrisa tímida, cautivando mi espíritu y llenándolo de ternura.

Se trata de un hombre de la edad de mi padre, un señor menudo de pelo castaño y corte desenfadado, un hombre que entra en mi vida sin yo pedírselo... Lo conocí hace apenas dos horas y ya lo echo de menos.

jueves, 22 de marzo de 2018

SAINT HONORÉ


A veces pienso que entraste en mi vida a hurtadillas, casi sin darte cuenta... que lo hiciste a conciencia, intencionadamente, para así dejar una profunda herida a la hora de tu partida. Después de muchos años, nos volvemos a encontrar en una bocacalle de Saint Honoré. Tu look es el de cualquier niñatillo rebelde de barrio. Te representa tan poco. Conservas la misma timidez en tus ojos, tu sonrisa triste de niño pobre, tu dulzura. Me llevas al restaurante con más alma de París. Y en aquel escenario perfecto, vuelves a embelesarme y seducirme como cuando era niña. No tardo en ver tu moral vacía, tu alma sin escrúpulos, la pérdida de tu personalidad y tu mirada frívola hacia la vida y burlona hacia el amor. Qué torpeza la nuestra de no encontrarnos entonces y hacerlo ahora cuando tu corazón está ya nublado, deteriorado y envenedado por la fama. Ahora que el mío está más que nunca arraigado a la honestidad y a la verdad. Me equivoqué contigo.

lunes, 12 de marzo de 2018

EL COCINERO

                                                                                                                                                AUGUST SANDER

Lo encontré fumando un cigarrillo en el merendero del patio de la cocina, bajo un cielo de glicinias, hojas de parra y uvas, apoyado  en una antigua rueda de molino y flanqueado por dos podencos raquíticos a cada lado. Aquel cocinero rollizo formaba parte del hallazgo de los vestigios de la antigua escuela de mi ciudad natal. Aquella escena y aquel espacio conservaban el enternecedor sabor a saudade, a añejo y melancolía de mi niñez. Enseguida, me sonrió y me invitó a entrar.

Había tinajas de barro amontonadas en las esquinas de la cocina, alacenas de tela metálica rota, lebrijos desconchados y un sinfín de jaulas de pajaritos salpicados de naranja y rojo que cantaban alegremente al oir su voz. Deslizó el pestillo chirriante de la despensa, una pequeña habitación con olor a vinagre,  revestida por una vieja tela de cuadritos azules y extendiendo sus manos llenas de luz, me ofreció setas secadas al sol.  Mientras me mostraba su refugio, debatía en voz alta cuando la vida le sonríe a uno y cuando no.  Insistió en que era decisión de uno mismo, que la vida nos sonreía a todos por igual y que cada persona que se cruza con nosotros siempre nos deja algo bueno. Siempre.