Recuerdo la feminidad de esta niña que, descalza y sóla, recorría el escurridizo suelo mojado de una aldea en los Andes. Intercambiaba sus gestos de gacela con la mirada esquiva y pícara de otros niños callejeros . La suya rebosaba inocencia, docilidad y dulzura. Recuerdo el balanceo de su precioso traje celeste de volantes ribeteados con encajes deshechos, su chaleco y mejillas rosas y su boca de fresa y cómo, por un instante, se detuvo ante mí, entregándose entera.
*Hice esta foto en blanco y negro hace 21 años en el Valle Sagrado, Perú.
Es para recordarla...
ResponderEliminarMagnética imagen Ana.
Bss
Qué monísima!!
ResponderEliminarBss
Para comérsela!!!
EliminarFeliz fin de semana!!
ResponderEliminarBss
Hola Ana. Gracias por pasar por mi blog y por tus palabras. Yo también estoy cerca del arte. Me gustan tus fotos y adoro el blanco y negro. Y esta foto expresa todo lo que describes. Nos vemos, Un beso, Gloria.
ResponderEliminarUn millón de gracias!!! Espero verte muy a menudo por aquí!! Beso!
EliminarTu preciosa foto transmite tantos sentimientos Ana...Ternura, curiosidad...Una imagen que no necesita de palabras para describirla. Muchas gracias por compartirla con nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo!
Gracias a tu por tus palabras...
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