Hoy, muy cerca del Alcázar, una niña francesa danzaba con el
viento. Mecía sus caderas y columpiaba su recien comprado mantón con una
sensualidad, gracia y seguridad tal, que pareciera tratarse de una pequeña Carmen. Con pasos firmes, ataba y desataba el mantón abrazando su cuerpo frágil, alzando a menudo los brazos y moviendo la cabeza con la misma solera de una gitanita.
Qué linda Carmencita!
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Besos.
maravillosas fotos en blanco y negro
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