Me he cruzado con él hace unos veinte minutos, no más. Es también vecino de la arteria que atraviesa gran parte del casco histórico de Sevilla, mi ciudad. Es un niño de unos doce años, guapísimo. Lleva una camiseta de mangas largas, tipo sweatshirt, de rayas azul marino y blancas, una mariniere... conmemorando las batallas de Napoleón.
Su tez perfecta de un blanco perfecto e inmaculado, pelo negro y ojos enormes y marrones, dañados no sé por qué. Su boca tiene forma de corazón, como una fresa muy roja, su nariz es pequeña y su cuerpo fuerte. Camina de la mano agarrando con fuerza la de su acompañante, seguramente su hermano, ya adolescente y también muy guapo.
Los dos caminan firmes, seguros, por el centro de la arteria de la que es mi calle. En su mano izquierda, el niño de doce años y ojos estropeados y enormes, sostiene un bastón que mueve con movimientos rápidos, firmes y decisivos. Roza mi zapato para enseguida rozar el pavimento bajo nuestros pies. Es un niño guapísimo, casi un hombre, ciego, es mi vecino, creo. Al menos hoy, hace un rato estaba en mi calle....
Me encanta.
ResponderEliminarEscribe un libro YA! Con la de basura que se edita por ahí y aquí tanto talento desaprovechado!
ResponderEliminarAy, q mas quisiera yo? A ver si un dia soy capaz...
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