Aquel día la luz entraba a raudales por los cristales empañados de unas ventanas gigantescas. Un señor giboso y muy delgado tocaba un piano de esqueleto quebrado y espíritu resplandesciente. La voz rota del maestro de baile alemán dirigía treinta zapatillas deshechas danzando en el aire y posándose en un suelo castigado de madera oscura. El sutil aleteo de las bailarinas, sus cuellos infinitos, la elegancia y la calma de sus gestos las tornaban en criaturas mágicas de un refinadísimo allure y miradas hechizantes y esquivas.
*Estas fotos fueron tomadas durante un ensayo del Lago de los Cisnes en el Teatro Municipal de Lima.
El ballet para mí es magia,bailé y siempre tendré alma de bailarina.
ResponderEliminarTus fotos me han encantado,recogen ese espíritu de hado que hay en la danza.
Preciosas.
Besos.
Sabía que tenías algo de hada. Gracias!!
Eliminar: )
ResponderEliminarMe has maravillado con tus fotos El arte del ballet
ResponderEliminarGraciassss!!! A mí me has maravillado con tus escritos.
EliminarFantastiques photos qui disent si bien le mouvement, la grâce, l'attention. Merci.
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